La gran olvidada durante larguísimos años en las clases de idiomas es sin duda la fonética. Sin embargo, es bien sabido que la enseñanza de la fonética es esencial para mejorar la inteligibilidad, es decir, la capacidad de los estudiantes para ser comprendidos claramente. Según el Volumen Complementario del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), el objetivo no es eliminar el acento extranjero, sino garantizar que los hablantes se comuniquen de manera comprensible, trabajando tanto en los aspectos segmentales (sonidos individuales) como en los suprasegmentales (prosodia: ritmo, entonación y acentuación).
El acento extranjero es una característica natural en los estudiantespor eso no se trata de suprimirlo, sino de lograr que los aprendientes desarrollen una pronunciación comprensible para sus interlocutores. En este sentido, los profesores deben centrarse en corregir los aspectos que dificulten la comprensión, más que en perseguir una pronunciación nativa.
Un aspecto a menudo descuidado es la prosodia, que incluye el ritmo, la entonación y la acentuación. Pacagnini (2017) destaca que “la prosodia ha sido la gran relegada en la enseñanza de la pronunciación” y, por tanto, es necesario “revalorizar el lugar de la entonación en las clases de ELSE”.
El ritmo del discurso es especialmente relevante en idiomas como el inglés, donde las sílabas tónicas marcan el compás del habla. El ritmo puede cambiar completamente la percepción de la fluidez de un hablante. Introducir ejercicios que enseñen a los estudiantes a reconocer y producir patrones de ritmo natural puede hacer una gran diferencia en su capacidad para ser comprendidos.
La entonación es otro aspecto crucial que a menudo se pasa por alto. Diferentes patrones de entonación pueden cambiar el significado de una frase, por ejemplo, transformando una afirmación en una pregunta o añadiendo matices de sorpresa, duda o ironía. Trabajar la entonación desde los niveles iniciales ayudará a los estudiantes no solo a ser más comprensibles, sino también a transmitir mejor sus intenciones comunicativas.
La acentuación de palabras dentro de una frase también puede influir en la comprensión. En francés, por ejemplo, el acento de frase recae siempre en la última sílaba tónica de la última palabra de una frase o grupo fónico, y no se marca en cada palabra como en español o inglés. Al mismo tiempo, en muchos idiomas, el cambio de acento dentro de una palabra o frase altera su significado. Practicar patrones de acentuación con frases completas permitirá a los estudiantes captar mejor estos matices.
Para que los estudiantes alcancen una pronunciación comprensible, es esencial trabajar tanto los elementos segmentales como los suprasegmentales desde el principio y como aspecto integral de la comunicación. No tiene sentido trabajar la fonética como elemento aislado sino integrado al resto de los demás contenidos de clase. Un enfoque integrado que combine el trabajo en sonidos individuales con la práctica del ritmo, la entonación y la acentuación dará a los estudiantes las herramientas necesarias para comunicarse de manera efectiva y clara.
Recordemos que el objetivo no es una pronunciación perfecta, sino garantizar que los estudiantes sean entendidos, incluso si mantienen su acento. Ofrecer retroalimentación regular en estos aspectos ayudará a que los estudiantes mejoren su confianza y claridad en el habla.
Por Milagros Muschietti Piana